martes, 12 de febrero de 2013

Escribir por escribir, flaquezas al aire




Un agudo escozor frunció la rosada piel bajo la purpura sombra de su ojo derecho, la sangre comenzó a brotar en satinadas curvas a través su seca y fría cara sin motivo como si de una bomba olvidada que explota espontáneamente se tratara.

 Durante unos largos segundos siguió atenta a la pantalla, el discurso político estaba en su momento más álgido, los argumentos brillaban por si mismos no cabía replica o negación era el discurso más hermético y cuidado que había visto en mucho tiempo, solo había que partir de ciertos dogmas acerca de la condición humana, aceptar un par de falsos dilemas y en poco tiempo podrías echar la culpa de tu precaria vida a esos perros inmigrantes que no tienen mejores cosas que hacer que venir aquí causando la perdida de miles, MILES, de euros del erario público, o esos parados que cobran el subsidio y se creen con derecho a negarse a trabajar por 4 euros la hora, como si no les hubiésemos hecho ya bastante favor financiándoles parte de la educación superior en un país en el que la inversión en I+D representa un mínimo porcentaje de lo gastado en eventos deportivos y pajas arquitectónicas. 

 La primera lágrima escarlata cayó en su pecho recorriéndolo con progresiva aceleración hacia el eje vertical de su tronco entre sus senos y directa al ombligo, las gotas más perfectas de reflejos y formas pulidas, la densidad idónea adhería los trazos de hemoglobina de forma homogénea en su recorrido desde la mejilla hasta el ombligo pasando en linea recta a escasos centímetros de la comisura de sus labios, cogiendo impulso desde el borde del maxilar para saltar al vacío en el perfil de la barbilla.

 Aflojados los músculos motores de sus ojos tras notar el recorrido sus pupilas bailan unas milésimas de segundo mirando a través de la pantalla hacia el infinito mientras construye una vaga imagen mental de lo que acaba de suceder, el discurso cae en segundo plano primero en su representación visual y progresivamente en su contenido auditivo las consignas son ecos de una realidad que se abandona '...austeridad', '...firmes', '...demostrado'. La sangre llama, alarga el dedo hasta el origen del escape tratando de reconocer si, en efecto le esta sangrando la mejilla, al apartarlo lo mira, la sangre se ha acumulado en un circulo que circunscribe la zona que ha presionado la herida, más clara ésta a excepción de una semiesfera central, el instinto le lleva a lamerse el dedo y sabores metálicos estimulan las partes limítrofes entre su lengua y su esófago, en la parte frontolateral la sal de su piel despierta su apetito mientras evoca recuerdos de todo lo que ha tocado durante el día saboreando así los objetos en busca de un posible recuerdo nocivo. 

 Limpia con el dorso de su mano la sangre de su cara, se lame desde la muñeca hasta el nudillo del índice, se incorpora, y, caminando, se quita el vestido por encima de la cabeza '...no haremos declaraciones sobre la presunta fuga de capitales...' en dirección al balcón, la lluvia cae con empeño, el cemento se erosiona, pero muy lentamente...